Durante la primera infancia los niños son muy susceptibles a las impresiones del frío; por lo tanto, una ropa conveniente para el cuerpo es imprescindible para su disfrute de la salud. Desafortunadamente, una opinión es frecuente en sociedad, que el niño pequeño tiene naturalmente una gran potencia de generar calor y de oponerse a frío; y de este error popular se han presentado los resultados más fatales.
Los principios que deben dirigir a los padre en la ropa de su niño son los siguientes:
– El material y la cantidad de la ropa deben ser por ejemplo para preservar una suficiente proporción de calor al cuerpo, regulada por lo tanto por la estación del año, y la delicadeza o la fuerza del niño. En el cumplimiento de esto, sin embargo, el padre debe guardar contra la práctica demasiado común de envolver al niño en dobleces innumerables de ropa caliente, y de mantenerlo confinado constantemente a los cuartos muy calientes y cercanos; con el fin de no inducir enfermedad, y hacer la piel altamente susceptible a la impresión de frío; produciendo así esas mismas dolencias contra las cuales se intenta guardar.
– No ponga ninguna restricción a la libre circulación de todas las partes del cuerpo del niño; y dele permiso a la transpiración para una salida libre, en vez de que sea confinada y absorbida por la ropa, y el ser sostenida en contacto con la piel, hasta darle lugar a la irritación. Al contrario, la ropa no debe irritar la piel delicada del niño. En la infancia, por lo tanto, la franela es algo demasiado áspera, pero es tan deseable que el niño crece más viejo, mientras que da un estímulo apacible a la piel, y mantiene la salud.
– En su construcción el vestido debe ser tan simple en cuanto admite rápidamente de ser puesto, desde la preparación que es molesta al niño, haciéndolo gritar, y excitando tanta irritación mental como es capaz de la sensación.
– La ropa debe ser cambiada diariamente. Si esto no se hace, el lavarse, en una gran medida, es muy importante, especialmente en el aseguramiento de la libertad de enfermedades de la piel.
– Durante niñez, la ropa del niño debe poseer las mismas características que la de la primera infancia. Debe producir calor debido, ser de los materiales tales que no irrite la piel. En referencia al calor debido, puede estar bien otra vez repetir, que demasiada poca ropa es con frecuencia productiva de los ataques más repentinos de la enfermedad. Por una parte, no debe ser olvidado, que la ropa demasiado caliente es una fuente de enfermedad, a veces incluso de las mismas enfermedades que se originan en la exposición al frío, y a menudo hacen el marco más susceptible de las impresiones de frío, especialmente del aire frío tomado en los pulmones.
– Regule la ropa según la estación; reasuma el vestido de invierno temprano; póngalo a un lado tarde, es decir no lo guarde tan pronto como empieza la proxima estacion, ya que a veces se mantiene el clima frío.
– Las mismas observaciones se aplican con igual fuerza al vestido de las niñas; durante niñez, por lo menos, no se hace ninguna distinción en esta materia entre los sexos. No así pues, sin embargo, cuando la muchacha está a punto de emerger a partir de este período de vida; es necesario una ropa que no tenga efectos perniciosos sobre su salud, y el desarrollo del cuerpo, por ejemplo el empleo de las estancias apretadas, que impiden la acción libre y completa de los órganos respiratorios, siendo solamente uno de las muchas restricciones y prácticas perjudiciales de las cuales en últimos años se condenan a sufrir tan seriamente.