La Bisexualidad ?una Moda Juvenil?
POR: JAVIER SANTAMARIA
Como ha cambiado el mundo, verdad que si, y debo reconocer que ya estoy en una etapa de mi vida en la que pocas cosas me asombran o me causan estupor, diría frescamente que me hallo por encima del bien y del mal, de repente, la maldad que alberga el ser humano en todas sus manifestaciones, ese malsano comportamiento incrustado en los genes de quienes nos hacemos llamar seres racionales, es lo único que me aterra y desconsuela en mayor grado, aún no logro dilucidar como, si somos magnánima creación Divina, podemos conjugar a la vez tantos sentimientos opuestos y de manera tan aberrante…
Aunque me considero un tipo de mentalidad abierta, poco dado a husmear en la intimidad de los demás, a criticar comportamientos, a señalar con el dedo, a etiquetar a las personas por su orientación sexual, recientemente al leer un artículo sobre la sexualidad de nuestros jóvenes, los llamados integrantes de la generación Z, llego a la conclusión de que estamos, sin darnos plena cuenta aún, en una era de soberana apertura sexual, pese a todo ese teje y maneje alrededor del sexo y todo el ramillete tabú derivado del comportamiento íntimo del ser humano, entre los que se incluye la bisexualidad.
Y es que no solo lo he corroborado a través de los artículos en periódicos y revistas especializadas en el tema de la sexualidad humana o en series de televisión osadas, lo he palpado en la cotidianidad capitalina al abordar el MIO, al entrar en un centro comercial, en los baños de públicos de una sala de cine, en sitios públicos de diversión a los que acuden especialmente jóvenes.
Una tarde cuando me transportaba en el MIO de mi trabajo a casa, me senté cerca de un grupo de adolescentes principalmente femeninas, solo un chico de apariencia andrógina les acompañaba, su tema abierto y nada vedado de conversación era una reciente reunión de amigos en la que había ocurrido de todo.
Sin el menor atisbo de estar quebranto las normas mínimas de moralidad y recato, la bella chica relataba cómo había tenido su primera experiencia lésbica con una nena que le fascinaba y a la que había conocido en una rumba días atrás y pese a que tenía novio oficial al que amaba con todas sus vísceras, se había dado la libertad de brindarse un “aire nuevo” en su sexualidad, aprovechando que su novio veía con buenos ojos que ella “experimentara” como él lo hacía con chicos. Quedé boquiabierto, lo confieso, esas canas que empiezan a sombrear mis sienes no son gratuitas pensé, pero me dije a mismo, ¿será que ahora soy un cucho retrogrado que se alcanza a escandalizar al escuchar una conversación de este tipo? o tal vez es que hemos avanzado tanto en el tema del sexo en Colombia, que ya ha dejado de ser un tabú y contradice lo que la sociedad refleja con su casi nula tolerancia a la llamada comunidad LGBT…
Otro día cuando me encontraba disfrutando cine en tercera dimensión en compañía de mi novia, mi vejiga a punto de estallar me obligo a ir al baño en pleno momento de expectativa de la película, pero como he sufrido de litiasis (piedras en los riñones) y el médico me sugirió que si no quería seguir padeciendo el dolor más espantoso que los hombres podemos llegar a experimentar en la vida, no podía aguantar las ganas de mear por nada del mundo. Volando entre al baño, pero como todos los orinales masculinos estaban ocupados en ese preciso instante, empecé a buscar desesperado un sanitario cerrado libre, al pasar ojeada por el último, cuya puerta estaba entreabierta, me tope con una escena al estilo “Love Story” entre dos jovencitos que se besaban con pasión desbordada, sus lenguas prácticamente se hurgaban las tráqueas, recordé que ambos estaban sentados en la misma hilera de sillas en la que me había ubicado yo con mi novia y que ambos muchachos estaban acompañados por tiernas y bellas chica, que supuse eran sus novias. Salí del baño olvidándome de mis ganas de mear y esperando ver el desenlace de ambas películas, en especial la que acababa de presenciar en el baño.
Ambos jovencitos llegaron luego a la sala y se ubicaron en sus respectivas sillas junto a sus amigas, que efectivamente eran sus novias, pues las manifestaciones cariñosas no se hicieron esperar el resto de la película y a las que no fui ajeno, por simple curiosidad, claro está.
Una ocasión al salir del conjunto residencial donde vive mi una vieja amiga y su esposo, a eso de las 8 de la noche, a las afueras me tope con un numeroso “parche” mixto de la generación Z, departían alegremente, fumaban y bebían aguardiente camuflado en botellas de agua mineral, mientras yo aguardaba el taxi que me llevaría a mi casa, sin querer queriendo escuche las conversaciones de los chicos y chicas allí reunidos, quienes hablaban principalmente de rumba, de situaciones corrientes de sus vidas, la interacción era básicamente ” BI”, todos estaban esperando la llegada de otro chico, que venía a ser como el líder del grupo.
Cuando el chico llegó las saludó a todas de beso y los chicos tampoco escaparon al beso, unos en la mejilla y otros de pico en la boca, su apariencia era muy masculina, inclusive se notaba que era aficionado al gym, luego se dirigió a una de las chicas y la beso apasionadamente, supuse que era su novia por la gran efusividad de los besos y las caricias, note igualmente como uno de los chicos no pudo disimular su malestar por la escena amorosa y opto por apartarse del grupo con otro de los chicos a conversar en privado, pero sin dejar de echar vistazos a la pareja.
Planeaban irse esa noche de rumba, uno de ellos solicito vía celular varios servicios de taxi. Cuando la parejita que estaba a punto de hacer el amor en público terminó su faena de amacice público, la chica se aparto de su galán y en compañía de otras chicas abordaron uno de los taxis que llegó en ese instante. El chico aficionado al gym se dirigió luego con paso de stripper seductor hacia los dos jóvenes que se habían apartado del grupo y para mi sorpresa vi como después de abrazar emotivamente al chico que aparentaba estar muy celoso, mis ojos afectados por presbicia fueron testigos del posterior beso boca a boca en el que se fundieron y con el que sellaban una aparente reconciliación. Mi taxi llegó y me fui cavilando sobre lo que acaba de presenciar.
Después de estas experiencias, ya no me escandalizo tanto con el comportamiento sexual de nuestros jóvenes, para los que la sexualidad no constituye problema ninguno, es un goce que no etiquetan, aman, desean, satisfacen instintos, disfrutan su sexualidad abiertamente ya sea con un hombre o con una mujer, sin prejuicios, no hay cánones de moral que los cohíba.
Concluyo, sin ser un experto en esta temática de sexualidad, que para los jóvenes del nuevo siglo, lo que se define como bisexualidad, es simple y llanamente una moda más, que para nada afecta su verdadera orientación sexual, pues he analizando que a pesar de que una chica o un muchacho de hoy en día, experimente sin remilgos con personas del mismo sexo, en ultimas su definición afectiva oficial está marcada dentro del esquema de la heterosexualidad.
Como padres, este cuento no deja de ser inquietante, pero de todas maneras debemos estar preparados para enfrentar situaciones de esta índole sin afectar negativamente los canales de comunicación que aun existen con los adolescentes de la generación Z, no se trata de juzgar a nadie, ni entrar en pánico al considerar que se puede llegar a tener un hijo gay o una hija lesbiana, de repente como ellos se encaprichan con un estilo de ropa, un corte excéntrico de cabello, unas zapatillas, un celular de última tecnología, un espantoso tatuaje, que después olvidan como si nada, estas “andanzas” y experiencias en el ámbito de la bisexualidad, igualmente no pasa de ser una moda pasajera.
COMUNICACIÓN SOCIAL-PERIODISMO, CRITICO DE TELEVISIÓN
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