Giza, En Egipto: Imagen De Rostro Cerca De La Esfinge (Foto Aerea)
Quienes fuesen que buscaron configurar una forma de ROSTRO en un muy preciso emplazamiento cerca de la Esfinge de Giza, y luego moldearon la superficie de la arena con una imagen de aspecto inteligente y optimista, me obligan a suponer que debajo del suelo construyeron también espaciosos túneles, quizá semejantes a los que existen cerca de las pirámides desmoronadas de Abusir. De todo ello espero haber rehuido testimonios escritos suficientes de la antigüedad, los cuales si bien han permanecido indescifrables a lo largo de muchas generaciones es evidente que pasaron a través del rey Salomón hasta las órdenes militares medievales que en Palestina hicieron méritos para ser custodios de iniciáticos secretos.
Me referiré a rostros detectados por fotos aéreas sobre lugares especialmente sagrados del mundo. Son sólo reconocibles desde el aire y desde un determinado ángulo visual cuando están debidamente iluminados. En mi opinión sería aún más inverosímil creer que son fruto de las fuerzas de la Madre Naturaleza puesto que debe de tener un “alma” más poderosa que cualquier persona, según leo que se vuelve a divulgar, puesto que incluso se le atribuyen los misteriosos círculos en las cosechas. En tal caso sería comparable a cuando los primitivos, no teniendo idea de la existencia de la electricidad, atribuían sus efectos a milagros divinos.
Ante el nuevo rostro de Giza asistimos al despertar de una ciencia desconocida, cuyas consecuencias somos incapaces aún de entrever en el mundo de las ideas, porque todo depende de su desarrollo positivo y la utilidad que les sea asignada en el futuro. Intuyo que al ocuparnos de una imagen de circunspecta cara que tiene por condición ser resaltada por el ángulo de incidencia de los rayos del sol al iluminar las arenas de Giza, ofrece una nueva vía para el redescubrimiento de los valores sociales más eternos y fiables, empezando por admitir que en nuestro entorno cotidiano existe un superior nivel espiritual intangible pero que se puede manifestar.
Las reglas del arte egipcio no han de impedir el reconocimiento de tan sofisticado arte, pues la tal “escultura” puede ser anterior a todo lo conocido. Por otra parte, opino que quien la crea tan sólo fruto del puro capricho de las emanaciones telúricas de la Tierra, aún la debería de apreciar mucho más. Algo hay de cierto: Una foto la ha inmortalizado.
El tiempo es un factor que importa mucho, empezando por advertir que el dicho lugar ha podido permanecer milenios inalterable mientras que a pocos metros en todo su alrededor se ha removido tantísimo el terreno, ya fuese para enterrar o para hacer excavaciones. Existe un tiempo sagrado e indestructible que está fuera del curso de las civilizaciones. En cualquier caso, aquí estoy para tratar de dar vida a un rostro mudo pero elocuente en varios sentidos.
Ante lo que para muchos no pasará de ser un montón de arena, al menos deberían admitir que, por ser sólo arena, ya representa aquello que habiendo sido, hoy no existe. Es como aludir a lo que nuestro mundo actual será cuando deje de ser lo que es. Es una cuestión de tiempo que sea un pasado perdido. Bueno es tener raíces, pero más aún tener alas. Ahora bien, aquel que tenga alas para volar y no las use, será “gallina”, porque hay situaciones como esta en las que debemos rastrear todas las ruinas de la memoria común y entonces se encuentra lo que nadie se imagina. He aquí mi invitación a la superación personal (sin relación con lo económico).
Al SE. de la Gran Pirámide, se aparece este fenoménico rostro en visión aérea. La foto de procedencia Stern, existe desde mediados el siglo XX, siendo muy divulgada en publicaciones especializadas de gran formato. No se detectó, con anterioridad por un motivo bien fácil de entender, y es que, por increíble que pueda parecer, nunca nadie la había buscado; afortunadamente yo si tuve la dicha iniciativa.
Un fenómeno semejante a la aparición del nuevo rostro humano de Giza se produce en la gran pirámide-templo maya de Chichén-Itzá (Yucatán). Cada equinoccio el sol poniente (Tum) allí también hace resaltar en el más bajo de sus 91 peldaños: la cabeza en piedra de una serpiente. Justo seis meses después se repite un idéntico fenómeno de iluminación solar en lo alto de la misma pirámide, pero en su cara opuesta. Con tales fenoménicas cabezas, los mayas simbolizaron el período que vivió en la tierra su dios Kukulkán antes de regresar al cielo. Tal sutileza les exigió un alarde de observación, planificación, ejecución, técnica y “know-how”, todo lo cual es muy difícil admitir que fuese fruto de la humana evolución en aquellas latitudes.
LA ESFINGE SALUDA AL SOL EQUINOCCIAL
Obligado paso previo fue informarme acerca de las esfinges. En Egipto tuvieron su apogeo durante el Imperio Medio y llegaron a ser readaptadas por las culturas clásicas. Las esfinges presentan normalmente un cuerpo de felino agazapado con cabeza erguida de hombre entre mesopotámicos e hititas, así como entre los pueblos mayas de la antigüedad, si bien las puede haber también, con cabeza de hembra, como en Grecia. Si tienen cuerpo de toro, no son esfinges.
La tan grandiosa y famosa de Giza está en contradicción con el tiempo que se ha datado, porque entonces sería el 2.500 a.C., dominando el firmamento la constelación Tauro. Antony West demostró, empleando programas de informática, que el punto venal de Egipto en primavera la constelación Leo se remonta al 10.500 a.C.. Durante la IV Dinastía se la consideraba Guardiana del Cementerio Real capaz de inspirar terror a los profanadores de tumbas por dimanar de la escultura un poder religioso aterrador. Cuando superaron aquel papel, las esfinges fueron la afirmación plástica del poder político y del orden social.
Actualmente a las 6’10 horas del amanecer del día 20 de mayo de cada año se repite exactamente el perfecto alineamiento de la Esfinge de Giza con el “Tiempo Primero”, o sea, aquel que cualquier religión que se precie conmemora su repetición y en Egipto era coincidente con la época de la gran inundación del Nilo (que ahora evita la gran presa de Asuán). Ignoraron la división anual en estaciones. De aquella antigua civilización también sorprende mucho comprobar como, con el paso del tiempo, sus gentes fueron degenerando respecto a los antiguos saberes, y sucedió en todas sus expresiones artísticas.
El nombre más antiguo que se tiene constancia de aquella inmensa escultura en forma de esfinge con cabeza de faraón y cuerpo de felino agazapado, fue traducido “Horus en el horizonte”. Ahora bien, aquel no sería el “Tiempo inicial” ni mucho menos. Antes de Horus estaba su padre Osiris, y antes aun Ra, para no citar al inefable Pta, que se compara al aliento creador del mundo, o sea su voz (fue “El Verbo (Aj) del A.T. Para empezar ya lo invocaban con la siguiente fórmula en los Textos de las Pirámides (nº 610-1713 b): “Que tú salgas (al oir mi voz), y te hagas un ser luminoso”.Realmente quienes construyeron la gran pirámide de Giza dominaron un especial sonido de inimaginable frecuencia.
La cultura egipcia se distinguió por su duración y por su unidad. Un sacerdote egipcio llamado Manetón, que vivió en el siglo III a.C., (nótese que vivió más próximo a nuestro tiempo que a cuando se construyó Hiéraconpolis) dejó escrita una relación de muchísimos reyes predinásticos con los que la Arqueología no quiere saber nada porque se remontan a miles de años antes de todo lo conocido, pero en cambió han podido constatar la veracidad de Manatón en lo referente a los nombres de los considerados gobernantes dinásticos. Los occidentales de hoy día quizá incluso podamos considerarlos a sus descendientes nuestros maestros de la escritura en símbolos, dado que en Sumer, si bien dejaron muestras más antiguas, se trató tan sólo de números para cuentas.
Para entender la importancia de la escultura en el Antiguo Egipto hay que saber que no hacían imágenes como arte ni como símbolos. Eran obras fruto de las diversas experiencias religiosas influidas por la magia autoritaria que creyeron dominar; no en vano el gran sacerdote era el “Mayor de los Artesanos” y quien mejor debió de saber activar y desactivar tanto las imágenes como los símbolos escritos así como todo el espacio del mudo. En el arte pictórico su tema principal fue el hombre, incluidas sus sagradas inscripciones, aunque no se haya aún podido verificar ni tan siquiera de los famosos Textos de las Pirámides. Para quienes los redactaron eran textos de “Salida a la vida”. Algo hay que tener por muy cierto tanto de sus afanes sociales como también a un nivel personal.
El principal objetivo del ser humano era, es y será lograr divinizarse.La inmortalidad la ha perseguido quien ha podido, porque es la verdadera luz de la vida, del mismo modo que el sol es la luz de la Naturaleza. Estoy tratando de explicar la existencia de gigantescas esculturas de imágenes de rostros subliminales también en su mensaje. Son obras gigantescas, las cuales, si representaron a personas que existieron realmente, hay que suponer que debieron de merecer ser inmortalizados. El caso es que, dada la ayuda que prometen para fomentar el crecimiento humano en los siglos venideros, ya encontrarían en ello su razón de ser. Porque, en efecto, una vez dada a conocer su existencia, ya no es posible ignorarlas.
Aun cuando expongo mi parecer en lo referente a que van a ser imágenes capaces de ser un revulsivo positivo en el mundo de las ideas sociales, también reconozco que yo las he estudiado en solitario siempre. En consecuencia, mi opinión es muy subjetiva, debiendo admitir además que me