comer a tanta gente, nos toca decir, que se encontraban cazuelas de diversos colores, unas de metal otras de barro, ellas habían sido decoradas con filigranas, dibujos y letras que portaban en sus bases el escudo real, La Estrella de David, se mostraba con orgullo éste, como emblema del barco y del viaje. Entre lo planificado hubo un espacio especialmente diseñado para meditación, estudio y rezos. En otro lado al otro extremo, bien podríamos decir que bastante apartado, un gran espacio había sido dedicado por entero a los animales, que contaban con el forraje necesario para una larga travesía. Es indiscutible al analizar esto nos encontremos con que lo alcanzado tuvo que ver con la visión e inteligencia del Rey Salomón.
Fue ésta, al igual que su amplio conocimiento lo que ayudó en su momento, como
para reconocer y darse cuenta que entre la primera embarcación, la del Arca de Noé y la suya deberían de existir diferencias notorias. En ese momento ya no se pensaba ni era necesario transportar a tantas especies, como al no haber ningún diluvio, tampoco dentro de los requisitos del viaje, era que éste estaba programado para que permanecieran en la mar por un lapso tan largo de tiempo. Visto de esa manera y contando con la ayuda de sus asesores más la experiencia de pueblos con marinos conocedores, tales como los fenicios que habían sido dominados en guerras, fue que se tomó la determinación y se decidió reducir la escala del barco a una tercera parte del original pues para esta nueva misión, la que él tenía en mente, este nuevo Arca, no requería de tanto espacio.
Cuando Dios dio instrucciones a Noé de cómo debía de construir el Arca y cuál
sería su objetivo, los requerimientos y las necesidades a cubrir eran unas. Al hablar de la primera embarcación y nos estamos refiriendo a la que menciona la Biblia, la de Noé, lo que perseguía en sí, se podría decir que era un solo fin, el flotar durante la lluvia, para mantener su carga por un tiempo muy largo, casi indefinido, hasta que el Señor decidiera suspender el castigo de las aguas. Esta nueva, la de Salomón, en cambio debía seguir una ruta, un camino designado con una meta no fijada pero apuntando siempre hacia occidente. Para lograrlo, se resolvió la incorporación de velas tal cual sus expertos fenicios sugirieron para dar velocidad y sobre todo, un dominio de movimiento. El nuevo barco era un reto al desarrollo actual, no sólo por su tamaño, sino que también influía su armonioso diseño. Ver la estrella de David en su vela mayor, era algo digno de respeto.
Con todo ello, valdría la pena detenernos para sacar algunas conjeturas a cerca del nuevo barco. Si sus constructores hubiesen seguido los pasos, medidas y proporciones del arca original éste hubiese sido un barco que requeriría no menos de veinte años para su fabricación, y para lo que el Rey Salomón tenía planificado hacer: un trasatlántico en esos momentos, hubiese sido algo inmanejable, por lo tanto se acordó fabricarlo a una escala de un tercio de tamaño del primero; así que ahora sus medidas eran de unos cincuenta metros de largo por unos ocho de ancho, manteniendo en su interior dos pisos; como podrán ver aún, esas medidas duplicaban las mismas que dos mil años después empleó Cristóbal Colón para descubrir América. Probar lo que estamos diciendo, no dudamos es un poco dificultoso, aunque a decir verdad, existen rastros que nos pueden ayudar a constatar la veracidad que el caso requiere. Por un lado leemos las medidas del Arca de Noé con gran lujo de detalles y nos sorprendemos pues al hacerlo y verificar su tamaño en la Biblia notamos lo avanzado de su información en cuanto a tecnología. Por otro, ahora ya es una acción posible constatarlo, hace apenas cinco años, y gracias a los satélites, se sabe dónde ésta se encuentra. Por medio de satélites y comunicaciones aerospaciales, hay indicaciones muy claras a través de fotografías, de que el Arca de Noé, se encuentra en el mismísimo sitio que relata la Biblia, así es, ya sabemos que hoy en día ésta se halla en el sitio que tomó como reposo al detenerse las lluvias y secarse las aguas, ella, está incrustada bajo una gran capa de hielo en la ladera oriental del monte Ararat. Ahora también está claro que en algunos de ustedes debe haber nacido la curiosidad por saber o al menos, se preguntarán por el destino de ésta otra, la que
suponemos mandó a construir el Rey Salomón. ¿Dónde se halla? ¿Qué ocurrió con la misma después de su segundo o tercer viaje a las costas de América? Y ¿cómo se puede saber si en verdad llegaron antes de Colón a América? Nuestra búsqueda y los sucesos descubiertos, nos permiten suponer que la de Salomón. fue más tarde incendiada por los babilonios en el momento en que el Sabio Salomón perdió parte de su fe. Se dice que fue entonces, cuando influenciado por sus esposas extranjeras, sus culturas, costumbres y adoraciones, él, al Rey Salomón, hizo esculturas alabando a otros dioses, lo que trajo por consiguiente su alejamiento de la protección divina y con ello a su vez vio mermar su espíritu y fue esto por consiguiente, lo que ayudó a debilitar la entereza de su fuerza militar, cosa que se notó de inmediato, pues él, ya no pudo frenar la invasión de pueblos
enemigos: los babilonios quienes con sed de venganza y ansias de poder, fueron
responsables de la destrucción del Primer Templo y de la obligada desaparición y
supuesta quema del nuevo Arca del Rey Salomón.
Para poder entender y quizás hasta justificar un poco mejor este acontecimiento,
debemos situarnos en la época del Rey Salomón. La costumbre de la época forzaba a algunos reyes a tomar como esposas a hijas de gobernantes vecinales; unos quizás
amigos, otros hasta probables enemigos que pudieron haber venido de otras latitudes y con otras costumbres, pero que justificaban los matrimonios para a la larga poder perseverar la paz al contar con ellos como familia. Esto, según sabemos, en esa época, el Rey lo hacía de modo repetitivo. Algunas veces se desposó con las hijas de cercanos enemigos, para tan solo, sellar la paz con esos pueblos y a la vez lograr sumisión a sus poderes. Fue quizás esto a la larga lo que lo forzó a tolerar y a tener dentro de sus propios aposentos a mujeres que poseían las más variadas ideologías religiosas, costumbres paganas y egipcias. De eso nos podemos dar cuenta, al ver que se casó con la hija del Faraón. Pero como dijimos, este tema será tocado y explicado directamente por los escritos Bíblicos, en su verdadera dimensión más adelante.
Mientras, tratamos de visualizar, podemos ir adentrándonos en palacio y así, notaremos la variedad de mujeres que conformaban el harem del Rey, en sus aposentos, dormitaban sus mil esposas y concubinas además de las esclavas y damas de compañía que ayudaban a éstas en sus necesidades y gustos. El despertar de una mañana de cualquiera de ellas, era como el entrar a la fantástica verdad de un sueño hecho realidad.
Esto pudo ser por varias causas, una de ellas era la fama de don Juan del Rey Salomón; de quien se dice que las sabía adular y que antes de llevarlas al dormitorio real, las enamoraba a cada una de ellas como si fuese la primera vez. Él era un hombre de gran paciencia que sabía penetrar en el corazón de sus mujeres, y lo lograba, bien sea, basado en su experiencia o mismo por la fuerza que reviste la fama. El poder o la riqueza o todo esto aunado a la vez.
Al tratar de recrear esos momentos, y querer imaginar lo que ocurría durante un día normal en palacio, podríamos decir era algo quimérico, desde muy temprano en la mañana comenzaban los arquitectos a reunirse, cada uno portaba ideas que pretendían ser las mejores, aunque hay que señalar cómo con el tiempo por la manera de ser de su Soberano, se había logrado engranar un equipo que ya era colaborador. Por un lado daban vuelta, los hombres con ideas, por otros los esclavos ejecutando sus labores de limpieza, a la vez los soldados portando las novedades desde los distintos puntos y confines a los que llegaba la monarquía. Más allá, los embajadores que venían a traer sus ofrendas, los miembros del Sanedrín, los grandes rabinos de la época, las más de mil esposas, algunos niños, las mujeres de compañía, esto, sin dejar de lado el gran movimiento de alimentos que a diario traían a palacio. El solo manejar la logística de estos rubros, generaba un trabajo sin fin, pues se repetía durante todos los días del año y vemos que nos faltó mencionar, se debía de tomar en cuenta a última hora cualquier capricho del Rey para tratar de complacerlo. Era una tarea nada simple, que estaba reservada a un cuerpo militar muy especial; ellos eran gente de plena confianza, que por otro lado debían prestar atención y cuidado por varias y múltiples razones: el vigilar la calidad, estar en busca de un surtido y una gama variada de productos, el controlar que el precio no excediera de su verdadero valor, el manipuleo y al final, la limpieza de los alimentos, todo esto, sin menospreciar la importancia que requería el detalle y cumplimiento en cada uno de los pasos, pues siempre existía la posibilidad de que ingresara algún alimento dañado o envenenado.
Ver un día de vida normal en palacio era como compararlo a una gran fiesta de boda, como una de esas que se efectúa tan grande y especial como las de hoy en día, la diferencia radicaba en que las mujeres se sentaban en un lado del salón y los hombres del otro. La comida era servida de igual manera por un cuerpo de servidumbres impecable en su manejo y trato. Los salones se decoraban con objetos de arte, flores, y sobre todo se detallaban telas importadas que además de mostrar el encanto que ejercían por la novedad en sus colores y diseños, su textura